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El origen

Antes de nada, hay que hablar de La Esencia, pues está conectada a todo y a todos.
Es una especie de energía vital que puede ser manipulada. Esta Esencia puede ser percibida en mayor o menor intensidad en función del plano de existencia en el que se encuentre quien desea hacerlo. Estos planos de existencia están conectados entre sí a través de puentes creados por la misma.
Así, el plano más cercano es el plano de los dioses. El plano del Vacío es el más alejado, mientras que el plano material, donde Verra se encuentra, estaría entre los otros dos.
Los dioses son maestros de La Esencia. Sin embargo, ni fue La Esencia quien los creo, ni fueron ellos quienes dieron forma a La esencia. Existen como una simbiosis.


Hay diez deidades dentro de Ashes of Creation, y representan diferentes aspectos del universo, así como sus sentimientos. La diosa del amor, la de la creación, la del destino… el dios de la esperanza o el de la verdad son algunos de ellos.

Cuando los dioses crearon la vida por primera vez, imbuyeron con toda su esencia a una única raza, a la que ahora conocemos como Los Antiguos. Esta raza, nacida en el plano material, estaba hambrienta del poder y conocimiento que los dioses poseían.
Tres de los dioses estaban de acuerdo con compartir el conocimiento de La Esencia con sus creaciones, sin embargo, los siete restantes temían que los Antiguos fueran corrompidos por el mismo, usándolo para hacer el mal.

Estas discrepancias dieron origen a una guerra que se extendería por todo el plano de los dioses, causando daño a todos ellos. Finalmente, los tres fueron derrotados, desterrados al plano del Vacío y sentenciados a portar el nombre de, Los Otros. Los siete restantes, decidieron que sus propias creaciones, Los Antiguos, serían también enviados al mismo plano.
Los habían desterrado a un plano casi carente de Esencia, pero permanecían ajenos a la terrible presencia que habitaba en el plano del Vacío.

Habiendo aprendido de sus errores anteriores, decidieron volver a intentarlo. Esta vez, en lugar de imbuir toda su esencia en una sola raza, crearon cuatro razas divinas, dándoles libertad para elegir su propio camino, predicando la influencia de su Dios a su paso por Verra.

  • Los humanos Aelan, que crecieron hasta convertirse en el más grande imperio, fundando la gran ciudad de Aela y que veneraban al dios de la esperanza, Resna.
  • Los orcos Kaivek, con sede en la capital Ren y que veneraban a la diosa del destino, Norlan.
  • Los elfos Pyrian, que ubicaron su población en la ciudad de Amera y que veneraban al dios de la verdad, Shol
  • Los enanos Dünzenkell, que construyeron la gran ciudad en las montañas. Actualmente no se sabe el dios al que veneran.

Oscuridad creciente

Desterrados, Los Otros y los Antiguos comenzaron una búsqueda en el plano del Vacío de cualquier pizca de Esencia que pudieran encontrar. Los Otros, se centraron en enseñar a los Antiguos todo su conocimiento acerca de La Esencia. Les mostraron como usarla para doblegar a sus enemigos, para destruirlos, retorciendo la propia Esencia en lo que años más tarde se conocería como… Corrupción.

Aprender a usar la Esencia de esta forma hizo que los Antiguos se convirtieran en dioses inmortales, pero el precio a pagar fue la transformación de su casi angelical forma en algo… diferente, alienados. Sus formas se retorcieron salvajes, imponentes y demoníacas.

simbolo de Lore de ashes of creation

Con su ascensión completa, los antiguos pudieron sentir algo en el Vacío que antes no eran capaces. Y volvieron a sus maestros por respuestas. Los Otros ya lo habían percibido desde el momento en que llegaron, pero entonces no estaban preparados para enfrentarse a ello. Al menos hasta que sus leales soldados hubieran completado su “transformación”.
Con ese problema resuelto, pusieron toda su atención en aquella oscuridad. Una energía como ninguna otra en ese reino drenado de Esencia. Se dirigieron a la fuente, con la idea de buscarla y usarla en su beneficio, costase el precio que costase.

Durante siete mil años escudriñaron el vacío, adentrándose más y más en la oscuridad sintiendo como los llamaba. Llegado un punto, Los Antiguos dejaron que fueran Los Otros quienes continuaran aquella búsqueda, centrándose ellos en encontrar una forma de regresar al plano material. Buscaban venganza. Venganza sobre sus creadores originales. El odio hacia los siete motivaba sus almas, que rezumaban una corrupción que se materializaba poco a poco en sus formas impías.


Desarrollo de Verra

Mientras tanto, las cuatro nuevas razas continuaron su crecimiento en Verra. Imperios se alzaron y cayeron uno tras otro; sin embargo, hubo uno que prosperó como ninguno en los últimos años antes del Éxodo. El imperio Toren.

Los Toren era una raza mitad humanos mitad elfos, guiados por un gran hechicero y gobernante, el rey Atrax. Este logró que su imperio se convirtiera en una de las capitales más grandes que el mundo de Verra ha conocido, Torall.
El rey Atrax fue el hechicero más avanzado de su época, y condujo a sus huestes a través de todo Verra en busca de reliquias para aprender más de La Esencia y su increíble potencial. Estaba obsesionado con ella. Su empeño en conseguir la inmortalidad no conocía límites. A través de las poderosas reliquias que encontró, su conocimiento de la misma aumentó como nunca nadie en aquel plano había logrado.

La primera de las reliquias encontradas fue “La Espada”, que fue usada para manipular el mal inherente de La Esencia, para destruir a sus enemigos y dominar a sus aliados para que obedecieran su voluntad.

La segunda fue “El Báculo”, que permitía a Atrax proyectar su magia por todo su reino, usando la magia para manipular y controlar la mente de quienes deseaba, obligándolos a cumplir sus deseos sin oposición.

El tercero fue “El Cáliz Dorado”, del cual se creía que otorgaba la vida eterna. Aunque en realidad solo servía para corromper con La Esencia el alma de quien lo usaba.
La cuarta y última fue “La Corona”. Una reliquia que proporcionaba un enlace directo entre Los Antiguos y el propio Atrax, permitiéndoles manipular su alma corrupta con el objetivo de llevar la destrucción a su mundo.

Así, Los Antiguos lograron establecer un puente entre el plano del Vacío y el Material. Desde el principio había sido su plan, pues fueron ellos quienes colocaron los cuatro artefactos en su mundo, con el objetivo de encontrar quien pudiera llevar a cabo sus rituales impíos, permitiéndoles así encontrar la localización exacta del plano de Verra.
Su influencia se filtró en su mente, y lograron convencer a Atrax de que sería capaz de obtener la verdadera inmortalidad. Los Antiguos lo engañaron, mostrándole los rituales necesarios para convocarlos al plano Material. Conforme realizaba más rituales, más conocimiento acerca de La Esencia le entregaban.

Finalmente lo logró. Consiguió la tan deseada inmortalidad. Sin embargo, cuando se miró en el espejo no vio lo que esperaba. En lugar de encontrarse frente a un rey Toren, lo hacía frente a un todopoderoso liche, rebosante del poder de los no-muertos. Se había convertido así en el primer no-muerto del plano Material de Verra.
El rey Atrax no encontró aquello que anhelaba con su nueva forma, pues ansiaba el poder de La Esencia. Continuó esclavizando a su gente, convirtiéndolas en no-muertos como él y buscando más y más reliquias. Todo artefacto que encontraba era escondido y almacenado en su gran cámara; Fallow´s Hold, ubicada en las profundidades de la propia Torall.

Por fin, Los Antiguos habían logrado su propósito, pues desde su castillo, el rey Atrax era capaz de contemplar su reino de elfos no-muertos y todo el daño que había causado, no solo a su imperio; sino a todo Verra. Ahora, solo era cuestión de tiempo antes de que los cielos se abrieran y aquellos seres monolíticos de piedra y fuego rasgaran el tejido de la realidad entrando en el plano material.


Inicio de una guerra

Y así fue, como todo comenzó. Llegado el momento los cielos se agrietaron y lo que pronto se conocería como Los Heraldos hicieron acto de presencia, mostrando las tres esferas pintadas del rojo propio de la corrupción. Bajo ellas, tres seres monstruosos que exudaban una oscura e infinita energía. Los Otros habían regresado. Lo poco que nos queda de esta época es el diario de una joven enana llamada Dillia.

Poco después, Los Heraldos cayeron sobre Dünheim, destruyéndola y aniquilando a casi todos sus habitantes. Al mismo tiempo, otros Heraldos fueron apareciendo en diferentes lugares de Verra.

explosión en un nodo de ashes of creation

De estas gigantescas rocas, comenzaron a salir criaturas de corrupción pura, que no dudaron en devorar y destruir todo lo que se encontraban a su paso. La gente de Verra rezó sus plegarias a sus dioses, que sintiendo pena por sus creaciones crearon cuatro portales mágicos que conducían a otro mundo creado por los mismísimos siete, carente de magia. Una suerte de lugar en el que estarían a salvo llamado, Sanctus.
Este evento sería conocido por diferentes nombres. La gran calamidad, la caída, el apocalipsis o el éxodo. Así, los habitantes de Verra comenzaron su escape a través de estos portales, más no todos pudieron ser salvados, y para cuando se cerraron, muchos quedaron atrapados.

Para intentar ayudar a quienes no cruzaron, los siete en su misericordia, crearon el Reino Subterráneo (Underrealm), en donde los que se quedaron atrás podrían refugiarse.
El cierre abrupto de los portales dejó a miles de habitantes de Verra desprotegidos, solos ante la creciente oscuridad que poco a poco iba conquistándolo todo. En este momento aciago surgió el Pacto de la Luz. Una suerte de coalición formada por los guerreros más valientes de todas las razas cuya misión sería combatir esta oscuridad y encontrar la forma de reabrir los portales divinos.

Lo que ocurrió allí durante ese período es un absoluto misterio. Los rumores cuentan que comenzó un mestizaje entre los miembros de las razas que lograron llegar al Reino Subterráneo, dando así, eventualmente, el nacimiento del primer Tulnar.

Imagen de los tulnar en precipicio

El regreso

Mientras tanto, los refugiados que habían logrado cruzar hasta Sanctus, pudieron crear una sociedad floreciente y próspera, convirtiendo todos los eventos anteriores en mitos y leyendas.
Ahora, los portales se han abierto de nuevo, conectando de nuevo Sanctus y Verra. Los Tulnar han salido del reino subterráneo y un nuevo mundo, desconocido para todos los que ahora viven en Sanctus se abre ante ellos para ser explorado y quizá recuperado.

Escrito por IzVe.